Transformando nuestros propósitos con consciencia, es uno de los pilares para manifestar con el flujo de la vida.
Lo que significa, que mientras creamos consciencia podemos avanzar en sincronía con todo lo que existe y con la firme convicción de que cuando transformamos nuestros propósitos, lo que realmente estamos haciendo es saber el por qué queremos o deseamos tanto esas metas.
Por lo tanto, llega un momento en la vida donde seguir resistiéndose a la transformación no es una opción.
Y es así, porque la vida sigue pasando. Nuestro cuerpo que es sabio ha tenido cambios internos desde que empieza a formarse siendo solo un embrión. Este va cambiando día a día, semana tras semana y a su vez el cuerpo de la madre que ha sido el canal para que este maravilloso evento se vaya produciendo, empieza a transformarse para brindar el espacio y las condiciones idóneas.
Del mismo modo, en nuestro viaje como humanos la vida también sigue pasando; todo es adaptación, transformación, cambios y evolución. No hay otra manera. De hecho, he comprobado por mí misma que cuando me resisto a algún cambio, tarde o temprano la vida me empuja de una forma menos agradable a ejecutarlo (D-os no lo quiera, a través de una enfermedad, el final de una relación, el despido del trabajo, la bancarrota, un accidente, etc.). De hecho, nuestro cuerpo que ya lo sabe también empieza a manifestar pequeñas dolencias o incomodidades que de no estar atentos, desencadenan en grandes enfermedades o caos en nuestra vida.
¿Por qué ocurre esto?
Porque formamos parte de un todo y no solo del cuerpo físico.
Por lo tanto, si la nariz no para de botar líquido, emocional y energéticamente el cuerpo está llorando nuestras reprimidas ganas de llorar. La nariz, es el conducto a través del cual entra el oxígeno al cuerpo, que llega a los pulmones-corazón para luego distribuirse a lo largo de todo el cuerpo a través de la sangre, donde por cierto se encuentra contenida nuestra alma.
Entonces, no se trata solo de la nariz que está expulsando líquido, hay muchos órganos conectados con emociones que no han sido drenadas o expresadas -y que quedan atrapadas en el cuerpo-, bien sea por no soltar, por no querer mostrarnos vulnerables, por fingir a nosotros mismos que somos fuertes; cuando precisamente ser fuertes es seguir adelante aun con la cara llena de lágrimas. No podemos engañar a nuestro cuerpo, ni a nuestra alma, ellos tienen contenidos toda la información de nuestros viajes a través de está y muchas vidas más.
Consecuentemente, cuando nos resistimos, persistimos en los mismos “problemas”.
Lo mismo ocurre para quienes sufren de estreñimiento o cualquier otro trastorno relacionado exactamente con las heces -que es todo aquello que el cuerpo no requiere y necesita desechar. El sistema digestivo posee más de nueve metros de largo, empieza desde que masticamos con los componentes de nuestra saliva y termina en el recto. A lo largo de este trayecto existen muchos órganos que están trabajando de manera sincronizada para extraer los nutrientes de todo lo que consumimos y que aportan la energía al funcionamiento de nuestro cuerpo, hasta que finalmente desechamos todo aquello que no necesitamos.
Con cuánta frecuencia nos aferramos a emociones, sentimientos, cosas materiales, personas o situaciones que ya están vencidas y que nos mantienen frenados, estancados, sin avanzar, sin fluir.
¿Con qué facilidad soltamos lo que ya no necesitamos en esta vida?
¿Con cuánta rapidez nos liberamos de lo que no nos funciona?
Si el agua no avanza, se pudre, empieza a destilar un olor desagradable (a heder), el color cambia por completo, la textura. Por consiguiente, si queremos cerrar un ciclo debemos preguntarnos ¿Existe una situación en mi vida que está estancada? ¿Qué me hace sentir emocionalmente? ¿Qué parte de mi cuerpo reacciona ante esta situación?
Ahora bien, otra forma de saber si estamos balanceados y en coherencia emocional, es observándonos de la siguiente manera:
¿Duermo bien?
¿Mis pies se sienten bien?
¿Voy con regularidad al baño?
¿Con cuánta frecuencia me da gripe?
¿Me duele la espalda? ¿A qué altura me duele la espalda?
¿Tengo venas que sobresalen en las piernas?
¿Cómo están mis articulaciones?
¿Soy de piel reseca o grasa?
¡Despierta, tu cuerpo te está hablando! ¡Tus emociones te están hablando!
Considero que una de las principales cualidades que debemos tener en cuenta, es apreciarnos a nosotros mismos como seres únicos y diferentes. Luego, a partir de allí tengo que saber que estoy creándome una vida desde mis dones y talentos que son únicos; adaptándome y siendo flexible acorde con el resto de la humanidad, pero siempre partiendo desde ser yo mismo/a.
Una vez que nos hemos sincerado con nosotros, podemos transformar nuestros verdaderos propósitos.
A continuación les presento algunas sugerencias de mi amada maestra Esmeralda Garzón.
Comienza así:
“¿Cuántos años nuevos te has pasado pensando en tus kilos, tu edad, tu falta de dinero, tu necesidad de hacer ejercicio o las ganas de aprender otro idioma?
No dudo que en algún momento te haya funcionado proponerte bajar de peso, hacer ejercicio, administrar mejor tu dinero o por fin aprender a hablar ese nuevo idioma.
Ninguno de estos propósitos es malo, sólo que el 2022 (2019 fue el año de la primera edición de este post) ya es otra cosa; no es un típico año nuevo, es un generoso, maravilloso, monumental año para ser completamente tú, dejando atrás los temores que vienes cargando desde hace muchos años.
Te sugiero “Transformar” tus propósitos y liberarte de la necesidad de encajar, porque tú ya eres valioso y esencial para la vida, desde antes de llegar aquí.
Más allá de pretender “bajar de peso”, mejor:
- Reconcíliate con tu cuerpo en este nuevo año, dile que le amas y pídele perdón por todo lo que le has criticado y hasta despreciado. Ve todo lo que tu cuerpo hace por ti y siéntete agradecido cada día.
Más allá de pretender verte más joven, mejor:
- Aprecia tu edad como un privilegio que muchos no llegaron a conocer porque se fueron antes que tú. Abraza tu experiencia de los años, asume que cada día eres más sabio y amoroso, elige ser más interesante con el tiempo.
Más allá de pensar en la carencia de dinero, mejor:
- Agradece todo el dinero que ha pasado por tus manos y con el cual te has vestido, has viajado, te has alimentado y has disfrutado de tantas cosas. Recuerda que la prosperidad no es algo que llega, sino algo con lo que te conectas agradeciendo lo que ya tienes.
Más allá de pretender hablar un nuevo idioma, mejor:
- Cuida cómo te hablas a ti. Hazte consciente de tu diálogo interior, de cambiar la “victimes” por la dignidad que mereces como persona y de elegir mejor los temas de los que hablas, así como también evitar ser parte del temor y el odio, sino del Amor y la Paz.
El 2022 ya no se conforma con egos humanos; quiere Seres Humanos, los que tienen Alma, Espíritu, Poder interior. Los que se aman como son y no juzgan a nadie.
Así, el 2022 puede cumplirte todo lo que anheles, si primero te transformas tú, pasando del ego temeroso al SER amoroso que está hecho a imagen y semejanza del Creador.”
¡Feliz transformación para 2022! Que podamos transformar nuestros propósitos con conciencia y conectar con nuestro poder interior, crear balance emocional y manifestar con el flujo de la vida.
Con Amor Sarah.
Clase para trabajar la consciencia semanal Empieza a Fluir Hacía Tu Potencial Energético
Con estás clases puedes apoyarte para construir balance con consciencia entre tus emociones y tu cuerpo:
Cómo Trabajar Tus Emociones con Objetividad
Descubre las Máscaras del Miedo
Cómo Hacerte Consciente y Superar tus Miedos