La importancia del asunto no reside en lo que sentimos, sino en el significado que hay detrás de las emociones, ya que como buenos alumnos hemos aprendido a clasificar y conceptualizar las cosas, incluyendo lo que sentimos.
¿Por qué? porque por alguna razón nos han enseñado a ignorar nuestra propia sabiduría, para darle paso a “supuestas” maneras de lo que deberíamos hacer y para lograrlo hay que seguir ciertos parámetros que nos llevan al cómo deberíamos ser. Desde una visión más amplia, ponemos en duda nuestras sensaciones, la esencia de quienes somos, para abrir camino a una manera uniforme (tipo rebaño) de comportamiento.
Te has llegado a preguntar ¿Qué es una emoción?
Si una emoción es aquello que siento y lo que siento está determinado por mis experiencias, es decir, que de acuerdo con lo que vivo me hace sentir diferentes sacudidas (pero que a su vez, eso que siento equivale a un recuerdo que viene de lo que yo creo), entonces, la EMOCIÓN está condicionada de acuerdo con lo que yo creo.
Por lo tanto, según mi sistema de creencias, voy a categorizar cada experiencia que vivo como bueno o malo, de acuerdo con lo que siento. Así es como: llorar es malo, está relacionado con la tristeza o el dolor; en vez de estar relacionado con una asombrosa manera de liberar una carga de energía que de quedarse en el cuerpo generaría desbalance.
De esta forma, nos llevamos recurrentemente a no querer sentir.
¿Qué pasa cuando me rehúso a sentir? Me alejo de mi propia valoración, de mis propios instintos naturales e ignoro la tecnología con la que fui dotado.
¿Cómo suelo pasar por encima de mis propios valores?
Veamos los siguientes escenarios:
1 – Me gusta mucho una persona, empiezo a emocionarme, nacen las mariposas en el estómago, todo me hace suspirar…
…pero (según mis creencias), es muy rápido para sentir eso, apenas nos conocemos, esa persona tendrá intenciones ocultas, tendré yo algunas creencias ocultas, qué pienso yo sobre lo que piensan los demás de esto y peor aún llegamos a decir: cuando tengamos más tiempo conociéndonos entonces podré sentirme emocionada.
Cómo hago para pausar la emoción por el lapso que toma “conocernos”, es decir, creo una fórmula dentro de mi cuerpo donde me permito sentir si y sólo si se cumple una determinada condición, como si mi cuerpo fuera una fórmula matemática.
2 – He perdido algo (salud, persona, dinero, trabajo, pertenencia, etc.), empiezo a sentirme devastado, brotan las lágrimas solas, todo parece ser gris, desaparece la inspiración…
…PERO, es malo sentirme triste, llorar es de niños y los adultos en vez de llorar buscan soluciones, tengo que ser positivo, no puedo dejar espacio para la negatividad.
Todos hemos experimentado estos dos escenarios y sin duda alguna mientras estemos vivos, seguiremos SINTIENDO.
Razonablemente, dejar de sentir o pausar las sensaciones, es la manera más ridícula de engañarnos a nosotros mismos (proveniente de un miedo), porque el cuerpo humano no funciona así. Estamos diseñados para sentir las emociones en el momento que se generan, porque las emociones están hechas de químicos y simular no sentirlas equivale a querer agarrar el aire con las manos. Más allá de ignorar lo que sentimos, debemos conocernos más para relacionar el significado detrás de las emociones.
Hoy date el permiso de simplemente SENTIR-TE, quédate presente con tu emoción y vívelo… recuerda es parte de tu experiencia cómo un ser humano
Ahora que sabes esto ¿Cómo vas a honrar tus emociones?
Con Amor Sarah