Buscando encuentros inesperados.
Mientras estaba en el jardín, pensé en la posibilidad de estar en la búsqueda de algo, algo como la belleza que se esconde a la simple vista.
Sentarme a ver un jardín y tomarme el tiempo para observar la realidad de un jardín son dos cosas completamente diferentes. Yo puedo sentarme a ver un hermoso jardín para dejarme seducir por los colores, olores o texturas de las flores del lugar y disfrutar de una velada maravillosa. Sin embargo, tomarme el tiempo de observar la vida que yace detrás de la hermosura que es evidente ante mi vista es todo un arte.
De aquí parte una gran enseñanza, para poder ver la verdadera esencia escondida debemos saborear previamente el amargo sabor que esconde la dulzura. Me cautivaría una oruga o el proceso que toma para convertirse en una bella mariposa, quizás no. Me daría la impresión de no querer ni siquiera acercarme, al igual que cuando conocemos a una persona “desagradable”.
Absolutamente nada en la vida es lo que aparenta ser a la primera vista. Volviendo al tema del jardín, son las lombrices las que hacen que la tierra se mantenga fértil y viva, para que esté en las condiciones adecuadas para que las plantas nazcan, crezcan y luego den las flores. Son las abejas, mosquitos y moscan quienes polinizan y hacen mantener un equilibrio en el ecosistema, el mismo en el que vivimos tú y yo. Con la diferencia de que ellas no reciben el pago quincenal.
Muchas veces nos hacemos la idea (por motivos de crianza: casa, escuela, amigos) que de repente suceden las cosas. Damos por sentado casi el 88% de las circunstancias que vivimos, el otro 12% es gracias a nuestro trabajo, esfuerzo, inteligencia, educación, contactos, etc. ¡Claro está!
Al parecer, la enfermedad ha sido categorizada como algo malo o espantoso dependiendo de la enfermedad y el nivel de esta. También es cierto que, para manifestar una enfermedad en nuestro cuerpo, existen una serie de variables, pero hoy nos enfocaremos en las emociones y la forma como reaccionamos a ellas.
Tengo miedo, dije. ¿Miedo? ¡No! No tengas miedo, eso es malo. Las personas fuertes nunca tienen miedo; o sea eso quiere decir que si me consigo un perro furioso en la calle que viene por mí, debo enfrentarlo porque yo soy fuerte o puedo usar el miedo para empezar a correr. Todo depende del uso que le demos al miedo, como todo en la vida.
Hace años el Cáncer era una enfermedad que “atacaba” a las personas mayores o de cierta edad avanzada, digamos mayores a partir de 50 años. Aquí hago un paréntesis en “atacaba”, porque resulta que la “gente lucha contra el Cáncer”, porque el Cáncer los está atacando, como si fuera algo que viene de afuera a hacerme daño, como si es algo externo completamente a mí que vino de repente a joderme la vida. Y me pregunto si una persona tiene cáncer dentro de su cuerpo ¿Cómo es que lo esta atacando? ¿Desde dónde? Es su cuerpo, su alma, su mente, sus pensamientos, sus decisiones, sus actos, sus deseos, sus iras, sus rabias, sus amores… todo está adentro. Pero claro qué creen que pasa cuando de repente creo que algo anda mal, empiezo a mirar a los lados para buscar un culpable.
Una de las enseñanzas sobre el Cáncer en mi proceso y esto aplica para cualquier llamada enfermedad, es que no es algo malo. Es un maestro que nos está llevando a través de un proceso (cualquiera que sea) al hallazgo del inicio (esto es completamente individual).
Hace dos o tres décadas cuando el Cáncer empezó hacer de la suyas, se entabló todo un enigma sobre lo que conllevaba esta palabra. Parte de las personas que eran sometidas a tratamientos, padecían un calvario donde era peor la cura que la enfermedad y los que no corrían con suerte pasaban a mejor vida, porque como dice el dicho: cuando muere el perro, se acaba la rabia. Era el comienzo de una desgracia, por así decirlo.
Ahora a comienzos del siglo XXI, cuando la ciencia ha avanzado, las personas nos impresionan cada vez más con la inteligencia para crear e innovar, cuando han salido a la luz pública (porque ya existían) innumerables medicinas, curas, terapias, remedios y sabidurías tan antiguas, simples y poderosas, que es estúpido seguir creyendo el cuento de que viene el coco y nos comerá.
Básicamente el Cáncer es un despertar de la consciencia. Esto explica por qué todos los que han pasado por procesos de tratamientos fuertes ante cualquier enfermedad o con experiencias cercanas a la esencia de la vida (mi Poder Interior, la Fuente donde inicia todo), saben lo que significa estar en un estado de completa vulnerabilidad, momentos que nos llevan a reflexionar, situaciones que nos empujan a contemplarnos desde el ojo de la compasión, la piedad, generosidad y amor puro. Es como un retorno al núcleo de la Creación, de nuestro Poder Interior, es un renacer desde una consciencia completamente distinta. Por eso, no es de extrañar que los meses después a todo el cambio, empecemos a sentir que no encajamos, que estamos en otro lugar o que simplemente no podemos volver a hacer las cosas con la misma mentalidad con la que podíamos hacerlas en nuestro pasado.
Como humanidad nos hemos dejado llevar cada vez más a un agujero que nos hace creer dioses individuales, creando un patrón egocentrista, que a su vez vamos afectando (inconscientemente) la misma humanidad. La palabra humanidad hace referencia a todos los humanos que habitamos la tierra, seres poderosos, inteligentes y capaces, donde con el paso de los años irónicamente, por donde pasa el hombre en la tierra, queda destruido.
Cada conciencia individual está conectada con la consciencia universal, un todo. De allí salen y allí regresan todos nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras creaciones. Es por eso que ahora existen personas que se encuentran trabajando y enviando mensajes sobre elevar la consciencia universal, en la búsqueda de lo que llaman la masa crítica, haciendo referencia a que cierta cantidad de personas que piensan positivamente de la misma manera, siempre en pro del bienestar colectivo.
Pero como andamos en nuestro mundo egocentrista, haciendo realidad nuestro sueño, que me importa la vida del otro si mi meta es hacer esto o aquello, sin importar qué. Es aquí donde de forma nada confortable aparece el Cáncer, algo que nos hace despertar, pero de una forma poco agradable.
Antes una persona que era diagnosticada con Cáncer a una edad donde digamos había vivido bastante, podía darse el lujo de ver en retrospectiva la vida y observar detenidamente cada etapa de su vida, como una película, podía ir atrás y a través de este proceso con el Cáncer hacer una corrección, perdonar y perdonarse a sí mismo, empezar a ver desde otra perspectiva. Para nadie es un secreto que estamos en tiempos donde la ley de causa y efecto parece acortar el tiempo, da la sensación de que todo pasa más rápido. Por esa razón también el Cáncer debía avanzar a la par, para poder despertar a más conciencias, para poder crear una mentalidad de unidad, de compasión que solo podemos tener, cuando la hemos vivido, ya que no es algo que se aprende, es algo que se siente.
Cuántas emociones de ira, culpa, resentimiento, odio, rabia, enojo, dolor, tristeza puede haber dentro de una misma persona que hace que su propio sistema inmunológico se debilite, las células se empiezan a desbalancear e invadir más allá de los límites normales, entonces se empiece a desencadenar silenciosamente una catástrofe en efecto dominó dentro de la orquesta perfecta y equilibrada máquina que llamamos cuerpo. ¿Dividir e invadir serán palabras emocionalmente positivas? ¿Nos estará dando esto una señal sobre algo de nosotros mismos?
Cuando ocurre una alteración en nuestro cuerpo, todos los órganos empiezan a descontrolarse tras la búsqueda de la solución a la alerta que hay dentro del cuerpo y mientras tanto, nosotros seguimos enfocados en situaciones que realmente nos están haciendo perder el verdadero foco de nuestra vida.
Estas emociones siempre nos las hacen sentir otras personas, por supuesto. Son las otras personas quienes me hacen daño y por lo tanto hacen que se desencadenen todas estas emociones negativas, dentro de mí. Y me pregunto ¿Quién las está sintiendo? ¿Quién controla mis emociones? ¿Quién decide cómo quiero sentirme? ¡Soy yo! Y esto se llama hacerme consciente y tomar responsabilidad.
Las emociones afectan directamente cada órgano y parte de nuestro cuerpo, de forma positiva o negativa, dependerá del tipo de emoción que yo esté sintiendo y la creencia que me hace sentir. Y ¿Qué pasa cuando una emoción negativa es mi pan del día a día? Debilita un órgano específico, hasta que este deja de operar.
Entonces, asumir que:
1. El Cáncer no es ningún atacante que viene hacerme daño, soy yo misma quien he ocasionado todo este descontrol dentro de mi propio cuerpo.
2. Número dos que si empiezo a luchar contra el Cáncer estoy creando una guerra dentro de mi propio cuerpo y quién quiere una guerra dentro de su propio cuerpo, cuando tenemos glóbulos blancos en el organismo. Es inimaginable pensar en tener una guerra dentro de mi misma y peor aún querer acabar con el mensajero.
3. La única persona que permite dentro de mí, soy yo. Por lo tanto, es un tiempo de auto exploración, de buscar dentro de mí, de sanar dentro de mí. Y si se diera el caso de ambientes tóxicos, solo yo decido si moverme o permanecer en el mismo lugar.
4. Preguntarme y pedir que todo lo que necesito para salir adelante sea puesto en mi camino.
5. Confrontar la situación, tomar el control y dejar en manos de los expertos las vías para limpiar lo que ya está podrido y trabajar en reorganizar mí equilibrio interno.
6. El Cáncer viene a aportar un aprendizaje, es mi trabajo saber ¿Cuál es?
7. Evitar el proceso, empeorará las cosas, ya que es el proceso lo que nos conduce a nuestro Poder Interior. Y es un trabajo que solo yo puedo hacer, ni la persona que más me ama podrá hacerlo por mí, aunque dentro del proceso todos los involucrados también están aprendiendo, mi trabajo es enfocarse en hacer lo mío.
8. Entender que, dependiendo del nivel del Cáncer, dependerá el nivel del trabajo interno que debo hacer, que generalmente involucra una sanación de mente, alma y cuerpo, debo estar abierta a sanar en todos estos ámbitos y a aprender nuevas maneras de hacerlo.
9. Si los medicamentos no están trabajando o D-os no lo quiera la enfermedad vuelve, debo saber que la culpa no se encuentra en los médicos o en los medicamentos, hay algo interno que no he sanado. Si no aprendo la lección, tendré que volver a verle la cara el mismo maestro.
10. Vivir y aprender de mi propio proceso, es único y jamás volverá a vivirlo. Disfrutaré de cada etapa, sintiendo que estoy a punto de entrar en una aventura de autoconocimiento donde sentiré emociones y recibiré mensajes de lugares desde donde nunca imaginé.
11. Compararme con el proceso de otro es una pérdida de tiempo.
12. Estaré abierta a la ayuda de los demás, aunque en última instancia seré yo quien decida si quiero incorporar eso a mi vida, bien sea un alimento, un remedio casero, una medicina alternativa, un curandero.
13. Rechazar los medicamentos tradicionales de la medicina es rechazar a la creación. Volvernos radicales con la visión de solo querer medicina alternativa, es no reconocer que los avances de la ciencia provienen de una idea que tuvo un ser humano que fue dotado con inspiración divina, convirtiéndose en un canal entre la creación y el mundo físico.
14. Debo saber que estoy escribiendo mi propia historia y que muchas veces lo que debemos cambiar es un hábito, carácter, pensamientos, acciones, que estaban afectando al todo. No necesariamente es que nos vamos a convertir en la segunda Madre Teresa y si fuera el caso: que bendición.
Parte de lo que nos convierte en observadores de la belleza como lo dije al principio del artículo, es tener la capacidad de vivir con paciencia el proceso, cualquiera que sea, como todo en esta vida. Esto suele ser un poco frustrante o desesperante, cuando las condiciones no son las que quisiéramos o no logramos ver qué es lo que debemos aprender. Debemos seguir empujando siempre hacia adelante.
Aceptar el reto, tomar la cuota de responsabilidad y saber que la verdadera belleza está escondida, que el verdadero coraje nos impulsa a avanzar, que la verdadera esencia nos está guiando hacia el despertar de la verdad (créanme no tiene nada que ver con una religión, con un mesías, con idea, con una persona, si tiene que ver conmigo).
Cada ser humano viene a la tierra con un propósito individual, que forma parte del propósito universal, recuerda siempre que todos somos parte del todo. Que si evito el proceso, ¡Mi proceso! D-os no lo quiera nos iremos de este plano físico, pero ten la seguridad que tu alma se ira con este paquete a tu nueva reencarnación. Sé que hay desafíos que se muestran difíciles de atravesar, pero es el juego de nuestra vida, es el viaje de mi alma y es algo que no podemos evitar.
En el mes de la sensibilización sobre el Cáncer de seno, es momento de observar mis emociones, escuchar mi carácter y sentir mi cuerpo. Porque las mujeres podemos tocarnos el seno para detectar algo que ya está manifestado en el plano físico, pero cuando vemos más a fondo podemos trabajar en prevenir cualquier tipo de “de repente” desde la causa. Por otra parte, existen otros tipos de Cáncer donde lamentablemente no podemos tocarnos, así que el slogan de “tócate” se ha convertido en un cliché, que no enseña nada. Como dice mi querido maestro Jorge Santacana: “uno puede lavarse el rabito y queda limpiecito, pero con el cerebro que es donde albergamos gran cantidad de información, no podemos abrirlo y limpiarlo”.
Cuando soy capaz de atravesar el proceso, todo se alinea en beneficio de y para mí.
Con Amor Sarah.