Crear balance dentro de mí era un tópico que me hacía alucinar conduciéndome a actividades que no tenía ni la mínima intención de hacer.
Sin embargo, aunque creía que el balance interno estaba relacionado con alguna práctica extraña que tenía que ejecutar o inclusive con un estado de conciencia muy alejado de mi alcance; me di cuenta con el paso de los años que mi balance no tiene absolutamente nada que ver con las teorías, los libros, las actividades, las técnicas, los maestros, las clases, las religiones o las sabidurías. Todos esos, son tan solo medios que me están conduciendo de vuelta a mi esencia de acuerdo con mí capacidad de comprensión. Si y solo si no me vuelvo un fanático codependiente de ellos.
Por esta razón, cuando me encuentro creando balance en mí, puede resultar un proceso que parece no tener fin.
Pero la verdad, es que el balance no es un lugar al que debemos llegar. Es simplemente un viaje a través del cual nos permitimos fluir desde la simpleza y la sincronía de la vida, hacia la pureza de quien somos, hacia nuestro poder interno, hacia la mágica luz creadora que somos.
Entonces, no es una teoría que somos una fuente creadora infinita e inagotable.
Tampoco lo es, que podemos manifestar. Bueno de hecho manifestamos todo el tiempo lo que deseamos y lo que queremos, porque son dos cosas diferentes y esto lo explico extensamente en mi próximo libro.
El deseo, proviene desde lo más puro de mi Ser y está atado o ligado a una consecuente cadena de eventos, que de forma orgánica y sincronizada empiezan a aparecer en mi vida como efecto de mi alineación, vibración y balance interno.
Mientras que el querer proviene desde mi sistema de creencias y está atado o ligado a una consecuente cadena de eventos, que de forma forzada trato de maniobrar como una causa para satisfacer a mi ego.
De esta manera, puedo asegurar que:
- En el deseo todo fluye; en el querer me esfuerzo para hacer que pase.
- En el deseo existen encuentros sincronizados; en el querer existe manipulación interesada.
- En el deseo existe un proceso orgánico; en el querer forzamos la satisfacción instantánea.
- En el deseo se siente bienestar y placer en el viaje; en el querer se promete lo mismo cuando se llegue.
Así pues, son el deseo y el querer dos caras de una misma moneda y ambas hacen vida dentro de nosotros.
Generalmente, como el querer es el más predominante dentro de nosotros, solemos llevar inconscientemente una vida muy agitada, acelerada y con metas por cumplir, donde al mismo tiempo nos llevamos irónicamente al desbalance interno.
Ahora bien, las teorías, los libros, las actividades, las técnicas, los maestros, las clases, las religiones, las sabidurías o las personas, forman parte de un proceso orgánico en mi vida si reconozco que toda la información que he obtenido en mi interacción con estos, ha aparecido en mi vida sin buscarlos.
De esta manera, si el proceso hacia mi balance parece no tener fin, es decir, que no logro sentirme bien, segura, en armonía, con placer y abundancia, pues es una clara señal que no veré los resultados que tanto deseo. Porque el fin no justifica los medios, es precisamente el balance interno lo que trae la sincronía y los medios que sí justifican, no solamente el fin, sino también el recorrido.
Mis creadores, ahora que estoy entrando a una nueva década en mi vida, afirmo que nunca se ha tratado de llegar a un lugar, aunque eso era lo que por sistema de creencias entendía hasta hace unos pocos años atrás.
Sin duda alguna, he atraído a mi vida maravillosos medios que me han acercado cada vez un poquito más a la esencia pura de quien soy, a mi creatividad, a mi magia interna y a mi infinita fuente creadora; pero al mismo tiempo cuando me hice consciente, fui yo quien les permitió a esos medios que me mostraran cómo cruzar el río y luego cada uno ha seguido su propio camino.
También he traído cosas a mi vida que quería tanto, tanto, tanto, que tuve que sacrificarme y esforzarme y trabajar duro y arduo para conseguirlo; cosas que en el fondo nunca me entregaron la energía que estaba buscando; cosas que desencadenaron en malestares. Porque, nada puede llenar un hoyo negro de carencia que lo único que hace es exigir más y más y más y más por la promesa del final feliz que nunca llega.
Hasta que reconocí que tenía esa carencia, hasta que reconocí mis propios patrones de creencias que me conducían en términos emocionales y energéticos al mismo punto de partida, sin importar cuanto tuviera, a donde viajara, que bien me viera, a quien tuviera conmigo; nunca era suficiente, porque mi valía, sentirme segura, abundante, en calma, con pasión y entusiasmada son estados de vida en el que paradójicamente no se necesita nada externo, solo estar yo conmigo misma.
A eso me refiero con simpleza, hacerlo fácil, hacerlo a su propio ritmo, entusiasmarme por lo que sigue, por la manera como las cosas se desarrollan en mi vida, sintiéndome segura, alegre, capaz, divertida, creativa, serena, ya que mi balance me otorga la capacidad de alinearme con el todo y con todos los medios que se encargarán de encajar de forma perfecta en eso que deseo.
Por otra parte, reconozco que cada persona tiene su propia historia de vida, pero créanme cuando les digo que a lo largo de mi vida he pasado por situaciones -que no les deseo a nadie- que me han llevado de un estado de querer, querer, querer, hacia un estado de desear y ha sido maravilloso, porque me he sentido bien en medio de una historia donde antes habría reaccionado hacía más querer.
¿Por qué creen que ha paso eso? Porque he tenido un deseo desde una específica vibración y entonces, todo aquello que estaba en esa misma vibración respondió a mi deseo.
¿Por qué creen que he pasado por esas situaciones? Porque las he manifestado yo misma desde mi sistema de creencias.
Lo que significa, que desde la percepción de cada persona -sistema de creencias- lo que es un verdadero desafío o drama para unos, puede resultar insignificante para otros, en términos de cómo lo hacen sentir las experiencias que viven.
Por esta razón, no existe coerción en el viaje de una persona. Todos estamos justo donde tenemos que estar, todos manifestamos bien sea desde nuestra consciencia o desde nuestro subconsciente, bien sea desde lo que deseamos o desde lo que queremos, somos y estamos justamente donde es perfecto para nosotros.
Sin embargo, algo sumamente curioso que te ocurrirá porque sí, es que cuando yo te cuente una historia de algo que me ha pasado -bueno o malo- automáticamente estaré regalándote un pedazo de mis creencias que luego te llevarán a manifestar desde lo que yo creo y no desde tu propias creencias.
¿Existe alguna manera de evitar eso? ¡No! Ya que es tu libre albedrío elegir estar en balance o no. Dependiendo del nivel de vibración atraeremos buenas o malas noticias, ya que por ejemplo si los médicos le diagnostican a un apersona una enfermedad letal y dos días después se entera que alguien se sano de esa misma enfermedad a través de un método, automáticamente esa notica lleva a la persona a sanarse; lo mismo que ocurre con los récords mundiales en deporte, después que alguien lo logra, automáticamente es más fácil para los demás lograrlo, porque ahora creen que si es posible hacerlo.
No obstante, estando en nuestro propio viaje hacia el balance dentro de nosotros ¿Cómo puedo reconocer que estoy en el camino correcto? Muy bien, por el cómo nos sentimos en el proceso y no por lo que los demás han visto o ven de nosotros.
Por consiguiente, es por el cómo nos sentimos y nos seguimos sintiendo en nuestra propia historia. Porque después de todo, es lo único realmente importante para nosotros, es lo que de hecho está ocurriendo dentro de mí y eso no se puede explicar con palabras, muchísimo menos cuando los demás puedan estar viendo lo contrario físicamente; ya que el cómo nos sentimos hoy, es la causa de lo que manifestaremos en el futuro, pero el cómo nos ven los demás hoy es el efecto de cómo nos sentíamos en el pasado. ¿Ves la diferencia?
Todo se trata de hacerme consciente de las creencias que tengo para poder reprogramarlas y acercarme al balance dentro de mí en términos emocionales, porque la inteligencia de mi maravilloso cuerpo sabe cómo lograr balance sin que yo le diga cómo hacerlo; solo debo aprender a través de los medios que atraigo a mi vida, cómo no aturdirlo, atolondrarlo, estresarlo o desequilibrarlo tan seguido.
Me siento muy afortunada de poder entrar en una nueva década con lo bien que están pasando las cosas en mi vida, con la sincronía como todo se me está revelando y con la seguridad de que mis deseos de hoy me están conduciendo a explorar, conocer y descubrir nuevas maneras de acercarme cada vez más y más y más y más y más a un estado donde puedo experimentar todas las cosas buenas que existen y al mismo tiempo poder compartirlas con todos ustedes.
Y si estás creando balance dentro de ti, recuerda practicar tantas veces hasta que se haga inconscientemente parte de tu vivir.
Con más balance que ayer y Amor Sarah.