Desde que somos niños, creamos la habilidad para usar mascaras de acuerdo a nuestra conveniencia. A medida que nos funciona, perfeccionamos los estilos para cubrirnos el rostro y entrar al escenario.
Como podemos mostrarnos a nosotros mismos y ser nosotros mismos, independientemente de la opinion que se ha creado a lo largo de los años en torno a como debemos comportarnos.
Esconder nuestras emociones o quienes realmente somos, nos situá en un lugar más lejos que cercano de nosotros mismos, y al mismo tiempo de los demás. Intentar ser otra persona que no somos, nos puede llenar por un momento, pero a medida que avanzamos, nos convertimos en presa de nosotros mismos.
Esta es la historia de como aprendí a ser yo misma y a eliminar las mascaras que yo misma decidí usar.
Recuerdo que mientras estuve en pleno proceso con las quimioterapias que me preguntaron:
A: ¿estás trabajando?
Yo: no
A: ¿por qué?
Yo: por los efectos secundarios, me han afectado ciertas áreas y me siento muy agotada.
A: pero yo te veo muy bien
A: ¿estás trabajando?
Yo: no
A: ¿por qué?
Yo: por los efectos secundarios, me han afectado ciertas áreas y me siento muy agotada.
A: pero yo te veo muy bien
¡exacto! Me veo muy bien
Arriba las manitos quienes nos ponemos la mejor máscara y nos vestimos de colores para brillar cuando sentimos que estamos en los peores momentos de nuestra vida.
Después de haber recibido las primeras quimioterapias tengo que reconocer que me sentí mejor de cómo lo esperaba; tenía en mi mente un concepto distinto sobre este tratamiento. Pero ¿fue por mi actitud, alimentación, vitaminas, meditaciones? o fue por arte de magia.
Y sí, es verdad que los efectos secundarios son fuertes, también es verdad que cada organismo es distinto. En mi caso, mí sistema digestivo e intestinal han sido los más afectados, siento un poco dormido y con hormigueo las puntas de mis dedos (manos y pies), decaimiento, entre otras. También es verdad, que tengo la bendición de contar con personas grandiosas que han colocado al alcance de mí mano las herramientas necesarias para que sea más llevadero y es de lo que hablo en este post.
Sé y reconozco que estoy atravesando por una situación dolorosa, pero sólo yo decido si hago de ella un sufrimiento. Les digo con toda honestidad que he llorado, he sentido miedo, he sentido frustración, culpa y muchas emociones más, pero esto es normal y debemos sentirlo con todas nuestras ganas, pero luego dejarlas ir.
Muchas veces confundimos la apariencia física que vemos en las otras personas, con lo que realmente puedan estar sintiendo. Quienes siempre ríen, no necesariamente son las personas más felices y sorpresivamente quienes son llorones, muchas veces son quienes disfrutan más de la vida, porque saben expresar cada emoción, sin ocultarla.
Siempre trato de sacar lo mejor de cada situación (quienes me conocen saben cuan creativa puedo ser), por ello busco información que me nutra, leo libros, veo tutoriales y documentales sobre los alimentos que son buenos para mi organismo (con mi situación), sobre como colocarme los turbantes, sobre como maquillarme las cejas (mi mayor reto, me cuesta hacer que queden iguales), etc.
Es sobre como puedo encontrar un aprendizaje en medio de un aparente caos, y sacar el mejor en el ahora, pero que también perduren para siempre. Aprendizajes que más tarde canalizaremos de la mejor manera para otras personas también se nutran y convertirnos en canales, tal como lo comente en este artículo sobre puentes.
Recuerdo cuando mi amada amiga Claudia Scarpellini me dijo: «los días que te sientas triste o sin ánimos, son los días que debes arreglarte más bonita». Y así lo he puesto en práctica todo este tiempo. No se trata de estar bella para aparentar que me siento bien, se trata de sentirme bien conmigo misma y salir a cautivar el mundo.
Ayer hablaba con mi maravillosa mamá y le comentaba que voy a extrañar ver mí pulida y brillante cabeza y a mis grandes y blancos ojos. Belleza que apareció y que empecé a verme cuando desapareció el cabello en todo mi cuerpo.
Así de simple, es mí Alma y mi Templo, sin más nada y me veo tan hermosa, porque me está mostrando quien realmente soy: majestuosidad pura y sublime.
Mírate al espejo fijamente a los ojos y descubre quién eres. Apréciate, no esperes a que la vida te despierte como lo hizo conmigo.
Con Amor Sarah.