La importancia de sentir en vez de ignorar marca una línea muy delgada que impacta en gran medida nuestro destino.
Sentir es importante, porque determina -como el vaivén de las olas- la magnitud de mis emociones. Esto se debe porque cuando yo siento se crean ondas que viajan a lo largo de mi cuerpo, químicos que se liberan por todo mi torrente que se encuentra vivo.
Por esta razón, si yo ignoro lo que estoy sintiendo, en vez de darle importancia estoy haciéndome la vista gorda a algo que bien me hace sentir bien, como puede que me haga sentir mal. Y aquí es donde entra en juego el vaivén emocional, esa fluidez con que mi cuerpo sube o baja, se encuentra flexible o rígido, se irrita y se calma.
Por supuesto que si yo presto suficiente atención a lo que siento sabré en qué punto -arriba o abajo, flexible o rígido- me encuentro yo a nivel emocional cuando interpreto una experiencia de una forma muy particular; es decir, la interpretación que le da Sarah a lo que vive, que BTW la hace sentir y activar diferentes químicos en diferentes zonas del cuerpo a lo largo de todo un día.
Cabe destacar que esos químicos que liberamos siempre que interactuamos cambian en cuestión de segundos, lo cual no es de extrañar que con el paso del tiempo se solidifiquen ciertos padecimientos.
Sin embargo, nuestro cuerpo es tan noble y extraordinario que a pesar que todos nos exponemos 24/7 a diferentes vaivenes emocionales, es capaz de restablecer su propio balance, fluidez y regenerarse por sí solo.
Imaginemos por un momento que es algo como si nuestro cuerpo tuviera su propia departamento de bomberos y sala de emergencias; entonces, siempre que vivimos una situación que nos hace sentir emociones muy altas, se empiezan a liberar químicos en nuestro cuerpo y se activan ciertas partes que alertan que algo está pasando fuera de lo normal -como intentar apagar el fuego.
Así pues, la importancia de sentir en vez de ignorar nos hace conscientes de las subidas y bajadas que tenemos a cada momento del día para que podamos detectar aquello que detona internamente hacia una subida o bajada; y por ende, ya estando conscientes podamos recobrar a través de ciertos ejercicios hacia nuestro balance y con la práctica evitar llegar a los picos altos de esas olas emocionales.
Delimitar entre cuando sentir y cuando ignorar es importante, sobre todo cuando no tenemos ni idea de por qué nos sentimos mal con ciertos pensamientos, algunas personas o situaciones puntuales.
Como lo dijo Neville Goddard: “ Sentir es el Secreto”.
Tratar de ignorar lo que sientes porque no te gusta te mantiene ignorante de tu propio poder interno.
Permite sentir estando consciente, es la experiencia más placentera que existe.
Con Amor, Sarah.