Deja de sufrir y comienza a fluir desde tu interior para manifestar desde el balance.
Algunas mentiras verdaderas que hemos adoptado a lo largo de nuestra vida, es que cuando las cosas están mal hay que solucionarlas como de lugar en vez de dejar que tomen su cauce; o en el mejor de los casos, aprender a través de ese sufrimiento, caos o dolor.
Si bien es cierto que yo he aprendido a través del dolor, también lo es que en las experiencias donde he sentido dolor, que han sido caóticas y en las cuales he sufrido, tampoco he aprendido absolutamente nada. Porque generalmente cuando nos encontramos atascados emocionalmente en medio del caos, dolor y sufrimiento difícilmente tenemos cabeza para centrarnos en encontrar paz.
Lo que nos lleva a tomar acción y a querer solucionar ese sufrimiento a través de hacer más, más y más.
Entonces, aunque como humanos de carne y hueso tenemos que accionar físicamente a través de nuestros actos, también tenemos que estar conscientes de que nuestro cuerpo no se limita al cuerpo físico, sino que se extiende más allá a través de nuestro cuerpo emocional y energético.
Por lo tanto, solo podemos parar de sufrir cuando empezamos a fluir; es decir, cuando creamos en nuestro cuerpo balance energético, emocional, en nuestros pensamientos, en nuestras creencias.
Manifestamos físicamente desde nuestro cuerpo emocional y energético, desde lo que creemos y sentimos; de allí nacen nuestros pensamientos, sobre todo lo que nos repetimos a nosotros mismos. No obstante, no significa que nuestras emociones y creencias son D-os. Lo que quiero decir, es que manifestamos desde la programación que tenemos y mediante ella reflejamos en nuestro mundo físico esa verdad que tenemos en nuestro subconsciente, como si nuestras creencias y emociones fueran una especie de filtro.
Pero ¿Cómo se comienza a fluir? Sobre todo cuando ir con la corriente interna es algo difícil que solo alcanzan los grandes sabios y cuando nadie nos ha enseñado cómo se hace y mucho menos cómo se siente.
Muy bien para fluir primero tenemos que entrar en balance y eso solo lo logramos cuando estamos en la intimidad de nuestra soledad. Lo sé, lo sé NO estamos acostumbrados a estar solos; nos programaron para estar haciendo algo siempre, pero ese es el primer paso para empezar a fluir.
Segundo, tenemos que tener un deseo por vivir y manifestar desde el balance, la prosperidad y la valía personal; y aquí pueden existir varios conflictos de interés, como el estar tan acostumbrados a manifestar desde lo difícil y la lucha, que ni siquiera somos capaces de saborear cómo se siente lo opuesto. Así como también, la lucha del ego interno y la dependencia emocional con nuestros seres queridos -por nombrar solo algunas.
Tercero, fluir no es cuestión de saber, es cuestión de relajarse conscientemente tanto, tanto, tanto, que se pueda reemplazar la programación del sufrimiento, por el gozo de la vida.
Si bien es cierto que nadie nos guió desde que éramos unos niños sobre cómo fluir, hoy tenemos a nuestro alcance la capacidad de elegir si queremos fluir o sufrir.
Fluyendo desde mi propio balance interno y con amor Sarah.