Las emociones son reales o irreales, una confusión muy común que aparece en nuestra vida, sobre todo en momentos difíciles.
Pues bien, las emociones son lo más real que tenemos, ya que nuestras emociones son las que nos indican si una situación que estamos haciendo, está bien o mal.
Sin embargo, muchas de nuestras emociones estarán estructuradas en base a la creencia que tenemos sobre esa específica situación.
Por ejemplo, si robamos algo y luego tenemos una sensación de malestar, es porque nuestro cuerpo está respondiendo a través de nuestras emociones a una creencia: robar es malo.
Otro ejemplo que nos suele pasar, es cuando compramos algo y al pagar -o luego al llegar a casa- tenemos una sensación de culpabilidad por haber gastado dinero en esa compra, porque nuestro cuerpo está respondiendo a través de nuestras emociones a una creencia: no te mereces eso o gastaste el dinero de la comida en eso o te endeudaste para comprar eso; es decir, es malo.
Por lo tanto, nosotros elegimos interpretar las emociones que sentimientos de acuerdo con la creencia que tenemos sobre una determinada situación, ya que nuestras creencias están atadas a una serie de valores que predeterminan la sensación que sentiremos, incluso antes de que el evento ocurra, incluso si jamás llega a ocurrir.
Entonces, nuestras creencias crean nuestros valores; nuestros valores crean nuestras acciones o decisiones y por último esas acciones determinan cómo nos sentiremos. Y allí se guarda un precioso secreto: el significado qué hay detrás, el cómo interpretamos las situaciones, es lo que realmente nos afecta a nivel emocional.
Nos afecta más lo que creemos sobre una situación, porque esa creencia es la que determina si nos sentiremos bien o mal.
No obstante, nosotros somos los creadores de nuestra vida y por ende podemos cambiar la forma cómo interpretamos nuestras emociones.
Por supuesto, van a existir situaciones que nos van a generar un gran impacto, pero si mi creencia sobre el Cáncer hubiera sido que es una enfermedad letal, qué hay que luchar contra esa enfermedad, que las quimioterapias matan a las personas o que generan efectos secundarios malignos para mi cuerpo, quizás no estaría aquí escribiendo para ti. Pero la verdad, es que a pesar de que fue un proceso incómodo al cual yo elegí someterme, también es cierto que fue muy transformador y esa creencia se debe a que yo decidí creer que el Cáncer era todo, menos algo malo, como por ejemplo que era un despertar de la consciencia.
Por supuesto, cada persona adulta puede elegir creer esto o aquello sobre cualquier situación y a partir de allí, la interpretación emocional sobre esa situación también cambiará para bien o para mal. Esa premisa depende de cada persona.
También cada persona tiene una creencia muy arraigada que generalmente predomina en una área más fuerte que en otra. Yo tengo áreas de mi vida que hasta hoy sigo trabajando internamente para sanarlas de raíz.
Entonces, cuando una situación se siente mal, es porque yo creo que estoy haciendo algo malo -o me están haciendo algo malo; pero, cuando una situación se siente bien, es porque yo creo que estoy haciendo algo bueno -o me están haciendo algo bueno. Incluso cuando otras personas tengan otra interpretación sobre esa misma situación.
Un ejemplo muy clásico es cuando las mujeres deciden tener relaciones con hombres -incluso su esposo- cuando en el fondo no quieren hacerlo o no tienen el deseo. Esta situación las hace sentir incómodas, no les gusta la sensación en el cuerpo y por supuesto tendrán la tendencia a sufrir de diferentes malestares en sus partes íntimas y los órganos que lo componen.
Así mismo, el cuerpo que es muy sabio, sabe cómo obedecer y responder sintomáticamente ante un directriz asociada con tener relaciones íntimas. Por lo que ahora se ha originado una creencia sobre tener relaciones íntimas y a partir de allí nuestras emociones responderán de la misma manera -malestar- ante situaciones o eventos que sean parecidos.
Por esta razón, más allá de tratar de controlar nuestras emociones, tenemos que ir a la raíz de la creencia que nos hace interpretar emocionalmente esa situación en específico.
Si las creencias determinan el cómo interpretamos nuestras emociones, controlar lo que sentimos es como intentar detener el drenaje del agua colocando una curita en la tubería o simplemente pintar el moho de la pared; cuando la causa subyacente se encuentra reemplazando la tubería de agua rota que se encuentra dentro de la pared.
Las creencias que tenemos sobre una situación siempre van a estar en nosotros, al menos que reprogramemos esas creencias; por lo tanto, sólo después de reprogramar una creencia tendremos otra interpretación emocional sobre esa determinada situación.
Un gran paso que podemos dar, es empezar a escuchar cómo responde nuestro cuerpo ante las situaciones que vivimos: se siente bien, se siente mal.
Porque las emociones son lo más real que tenemos, pero la interpretación que le damos emocionalmente a una situación, son una ilusión.
¿Cómo sé que son una ilusión? Por la manera como dos personas responden emocionalmente ante la misma situación. Si bien ambos están experimentando la misma situación, como cada uno tiene diferentes creencias sobre eso que viven, se sienten diferente y por lo tanto, también los afecta de manera diferente.
Entonces, si las emociones son lo más real que tenemos, si queremos cambiar la ilusión del cómo nos hacen sentir, tenemos que regrogramar las creencias que tenemos sobre dicha situación.
Reprogramando emociones, sanando vidas y con Amor Sarah.