El falso final feliz del estímulo externo, es un arma de doble filo con el que todos hemos jugado o con el que aún seguimos jugando muchos.
Un final feliz, es la promesa de todo eso en lo que nosotros mismos decidimos estimularnos.
Por otra parte, el estímulo externo, es una matrix tan sigilosa que en la mayoría de los casos jamás nos llegamos a percatar de que estamos en esa dimensión, donde nunca será suficiente.
Ahora bien, los finales felices si se desarrollan en los procesos felices, donde mientras más plenos y satisfechos nos sentimos en el trayecto, mucho mejor se pondrá al final, que BTW como estamos en un ciclo de vida, de deseos y de experiencias, ese final feliz nunca llegará.
Entonces, soy feliz porque me siento feliz o me siento feliz porque soy feliz; soy linda porque me siento linda o me siento linda porque soy linda; soy abundante porque siento abundante o me siento abundante porque tengo mucho, etc.
Para ser honesta conmigo misma y ahora contigo que me estás leyendo, mientras más observo la dinámica de mi vida y de mi entorno, más me hago consciente de las maneras cómo me he estimulado a través de las cosas externas.
Me crie en un ambiente en donde alguien dijo que pertenecimos al extracto de los pobre y donde el esfuerzo para salir adelante era un vocabulario común, lo que me hizo crecer buscando estímulos externos (título universitario, seguir estudiando, un buena carrera profesional, amigos influyentes, ropa de marca, tarjetas de crédito, un buen barrio para vivir, viajar, etc.) con la promesa de que sería finalmente feliz cuando lo obtuviera; pero la verdad es que crecí en una familia con mucha abundancia, nunca me faltó nada, compartíamos en familia, viví rodeada de una naturaleza hermosa, éramos unidos. Sin embargo, no sé en qué parte de la historia confundí la abundancia, con la riqueza material.
Así mismo, mi infancia y mi vida en general ha sido divertida, alegre, siempre he sido y disfrutado de mi creatividad, me he mantenido inspirada, me ha gustado hacer deporte, siempre fui saludable -excepto en mi episodio con el Cáncer, he tenido amigos con los que realmente he disfrutado a nuestra manera del presente con lo que tenemos, nos hemos apoyado unos con otros; y eso es vivir en abundancia, eso es ser feliz. No obstante, existe el factor llamado sistema de creencias, que es todo aquello que empecé a validar como rico o pobre y crearon las bases de mis creencias.
Fue así como de cierta forma empecé a operar desde una mentalidad de que “si tengo esto o aquello seré más feliz”. Ese final feliz, que proviene de ese estímulo externo.
La sensación de escasez empieza dentro de nosotros por las razones personales de cada uno y es una proyección que alimentamos con nuestras dudas.
Por lo tanto, así como nos sentimos internamente, terminamos atrayendo a nuestra vida, porque todo está hecho de polaridades. Entonces, desde esa consciencia de escasez no somos capaces de ver cuán abundante somos con nuestras amistades, con las bondades que nos ofrece la naturaleza, con el hecho de que siempre tenemos lo que necesitamos, que siempre podemos elegir enfocarnos en cuan bien y felices se siente estar en donde estamos, desde el cómo nos sentimos.
Pero como no vivimos solos, estamos en constante interacción con otras personas, existe la tendencia a comparar lo que otros tienen o han logrado, con lo que yo no; y en ese tira y encoge queremos un poco más y un poquito más con el propósito de sentirnos felices o a salvo, pero si podemos aprender a sentirnos a salvo y felices ahora mismo, no vamos a tener esa necesidad; en cambio vamos a tener un deseo que nace desde un lugar de abundancia, en vez de desde la escasez.
Porque, cuando no somos conscientes de cómo controlar mentalmente esas creencias, aun cuando tengamos en abundancia, en nuestra mente siempre vamos a sentir que nunca va a ser suficiente. Y desde mi experiencia no es cuestión de un número, de una cifra que existe en mí cuenta bancaria o en el closet o en los viajes o en los hijos o guardado; porque cuando existe la consciencia de escasez, cualquier número que tengamos se sentirá que nunca es suficiente.
Y mis creadores, no es malo querer, pero recuerden lo que he hablado en otros artículos: querer y desear provienen de lugares diferentes. Si quiero desde una consciencia de escasez, entonces nunca será suficiente y siempre creeré que mientras más doy, menos tengo.
Estos últimos años me he percatado de la facilidad con la que he estado en esa matrix del final feliz y la verdad es que desde que empecé a observar estos patrones pude desprogramar y sanar la raíz de esa escasez, algo con lo que me he sentido más conectada con toda la abundancia que soy y tengo, más plena y feliz con donde estoy, con quién estoy y al mismo tiempo con mi propia valía personal
A su vez, al observar a personas en mi entorno que en términos materiales tienen tanto, los veo y siento tan infelices detrás de ese final feliz que jamás van a obtener al menos que decidan elegir sentirse felices por lo que son, por lo que tienen; entonces, soltarán el anzuelo de la matrix del estímulo externo y desde allí se imbuirán en el placer de sentirse felices, lo que a su vez los mantendrá siempre, siempre, siempre en un círculo de final feliz debido a que se sienten felices.
Dedicado a todos aquellos que al igual que yo se han dado cuenta de que lo perdurable en el tiempo es elegir ser felices desde la única relación que realmente nos llena: nosotros mismos.
Con un poco menos de estímulo externo, Sarah.