Cuando somos niños reflejamos el vivo ejemplo de lo que significa la felicidad, disfrutamos correr, cualquier objeto lo convertimos en nuestro juguete preferido, compartimos con otros de una forma genuina (incluyendo los animales), reímos a carcajadas y dormimos profundo.
A medida que crecemos, vamos incorporando y acentuando hábitos, creencias y estilos de vida en base a lo que nuestros cinco sentidos van absorbiendo; ahí empezamos a determinar lo bueno y lo malo, comenzamos a querer ser felices y llega también la estimulación falsa de la llamada felicidad.
Si lloro es malo, si rio es bueno, por lo tanto, cuando aun somos niños y lloramos, nuestros padres hacen magia para que dejemos de llorar y en ese proceso empiezan a descubrir, que nos hace reír y felices, que nos entretiene, cuáles son nuestros gustos; de esta manera, nosotros silenciosamente nos empezamos a aprovechar de la situación y también vamos descubriendo de qué manera podemos hacer que nos presten atención y nos complazcan, podríamos llegar a ser expertos en persuadir, sin saber aun escribir.
Llegan los retos de la vida, que empezamos a llamar “los problemas”, de acuerdo con el concepto de lo que es malo y bueno que aprendimos; ya eso está ahí, adherido. Y aprendí de mi querida Hannah Donagrandi maestra Kabbalista, que:
“El juego comienza con los desafíos, por lo tanto, para que haya crecimientos, debe haber desafíos.”
Hannah enseña en las clases que imparte en el Centro de Kabbalah, que la mayoría de las personas pedimos estar tranquilos, sin embargo y paradójicamente, estar en movimiento forma parte del crecimiento como personas y para ello debemos afrontar cada desafío, que no vamos a conseguir precisamente estando tranquilos, porque:
“Si hay desafíos, estoy a un paso del próximo nivel.”
Todo lo contrario, pasa en nuestra vida cuando vamos a nuestro banco de memoria y recordamos como buscar (estimular) la felicidad, porque nos han vendido que, para estar felices por siempre, debemos estar tranquilos. Por cierto, cuando hablo con mis amigas que ya son madres, me causa gracia al preguntar por sus hijos, a lo que ellas responden todas lo mismo (como bajo un discurso programado): cada día mas tremendos, no se quedan tranquilos en ningún momento.
Otro sinónimo de la felicidad de estar llenos de:
· Comida, porque barriga llena, es sinónimo de corazón contento.
· Personas, porque la familia es lo primero, por lo tanto, hay que permanecer en masas rodeados de otras personas y sin crear fricción.
· Cosas, comprar cualquier cantidad de objetos que nos harán la vida más fácil= felicidad (al igual que cuando éramos niños).
· Divertirse, actuando bajo un patrón, porque hasta la diversión esta categorizada. La verdadera diversión radica en lo que nos venden por diversión, que por lo general viene acompañada de las dos anteriores.
· Por cierto, no incluye llorar, porque llorar es malo ¿lo recuerdan?
En este punto voy a citar a Eric Fromm de su libro el Arte de Amar, cuando hace referencia a varias palabras que empleamos frecuentemente en nuestra vida como sinónimos de felicidad, entre ellos se encuentran la unión, el conformismo, la igualdad, entre otras:
“El individuo es introducido en el patrón de conformidad a la edad de tres o cuatro años, y a partir de ese momento, nunca pierde el contacto con el rebaño. Aun en su funeral.”
“… La unión por la conformidad no es intensa y violenta; es calma, dictada por la rutina, y por ello mismo, suele resultar insuficiente para aliviar la angustia de la separatidad. El poder del miedo a ser diferente, a estar solo a unos pocos pasos alejado del rebaño, resulta evidente si se piensa cuán profunda es la necesidad de no estar separado.”
“… La frecuencia del alcoholismo, la afición a las drogas, la sexualidad compulsiva y el suicidio en la sociedad occidental contemporánea tipo rebaño. Afecta la mente y no al cuerpo.”
“… La conformidad como forma de aliviar la angustia contempla otro factor como el trabajo, donde quien pasa a formar parte de la fuerza laboral, debe cumplir las tareas prescritas por la organización del trabajo, incluso los sentimientos están prescritos: alegría, tolerancia, responsabilidad, ambición y habilidad para llevarse bien con todos sin inconvenientes.”
“… las diversiones están rutinizadas de forma similar, aunque no tan drásticas, los lugares a los que se acude para divertirse, como bares, clubes, bibliotecas, salas de espectáculos, el paseo en el auto del domingo, la sesión de televisión, la partida de naipes, las reuniones sociales, desde el nacimiento hasta la muerte, desde la mañana hasta la noche: todas las actividades están rutinizadas y prefabricadas.”
Ahora yo me pregunto, si todo eso no es felicidad ¿Qué es la felicidad? Y mejor aún ¿Cómo SER feliz?
Yo redescubrí la felicidad a la edad de 35 años, cuando ya no quedaban más recursos, que estar conmigo misma y así empecé a reprogramar mi vida desde cero. Fue en una circunstancia donde ya la vida había agotado los mensajes y tuvo que enviarme un desafío lo suficientemente grande de acuerdo con mi nivel de consciencia, para ver si reaccionaba.
Entonces, puedo asegurar que la felicidad está en nuestro SER, por lo tanto, como nuestro SER esta dentro de nosotros, todo aquello con lo que intentamos llenar el vacío, siempre lo llenara, pero se disipara de forma rápida.
Para explicarlo quiero usar la siguiente metáfora: imaginemos que nuestro SER es una red o malla formada por hilos de mercurio (que no lo puedes agarrar) que intentamos llenar con cualquier cosa física que se encuentra fuera de nosotros (lo que satisfacen las necesidades), pero al entrar al SER da la sensación de felicidad, mientras va deslizándose por la red y se disuelve, dejando el mismo sentimiento de vacío. Como buenos que somos descubriendo cosas, al percatarnos de este proceso, encendemos el piloto automático, tratando de llenar nuestro SER en un tiempo más corto de estas cosas externas (gastando nuestro dinero, por cierto). Finalmente creamos un circulo vicioso sin darnos cuenta y vamos por la vida deseando más y más llenar de falsa felicidad nuestro SER.
“Tenemos que saber que lo que nos hace felices no depende de las cosas que la vida nos da, sino que depende de las cosas que nosotros hacemos.” El Ari
Ahora bien, busquemos una canción que nos relaje, cerremos nuestros ojos y concentremos nuestra atención en nuestra respiración, visualicemos como si estuviéramos flotando en un rio rápido que va bajando con mucha rapidez hacia el mar, si nos desesperamos por salir de él nos hundimos más rápido, pero si abrimos nuestros brazos y piernas, y nos calmamos, empezaremos a subir a la cima del rio flotando.
Así ocurre en nuestra vida, queremos comprar la felicidad allá afuera, cuando la misma se encuentra dentro de nosotros, aun en los momentos más desafiantes.
Ariel Grunwald dice que:
“La felicidad no es algo que nos pasa, es algo que uno inyecta”, “La felicidad es algo que uno genera, no es algo que uno recibe.”
Por lo tanto, es oportuno preguntarnos ¿Qué me hace feliz? Y luego ¿Quién soy?, tomemos nota en nuestro cuaderno de tareas y respondamos estas preguntas. Vamos al fondo para descubrir realmente donde estamos gastando nuestra sabia energía y desde allí empezar hacer borrón y cuenta nueva.
Volviendo a la metáfora de nuestro SER, ahora imaginemos que decidimos tomar quince minutos al día, puede ser al despertarnos aun estando en la cama o entre lavarnos los dientes y el desayuno (antes de que empiece la acción de cada día) encendemos nuestro celular, bien sea en alta voz o con nuestros audiófonos (si duerme en compañía) y colocamos una musica donde se escuche el canto de los pájaros o el sonido de las olas del mar, al cerrar nuestros ojos, empezamos a visualizar nuestro corazón que se va tornando de un color blanco brillante a medida que inhalamos, esta luz se extiende por todo nuestro cuerpo hasta formar una esfera de luz que se expande por toda la habitación. De esta manera estamos reconectándonos con nuestra verdadera esencia, con nuestro SER que incluye sentirnos felices ¿Por qué? Porque estamos aprendiendo a calmar, a estar en serenidad, eso se refleja en paz y cuando tenemos paz, somos felices y es allí donde nuestra creatividad se dispara al 100%, cuando encontramos risa hasta en nuestros tropiezos, cuando sabemos que no tenemos control sobre la forma como vamos a obtener las cosas, pero si la paciencia y persistencia para saber que mientras hago mi trabajo mi SER me guía, siento que al dar no tengo menos; sino que tengo más, tengo gratitud por todo lo que pasa en mi vida, sé que no tomo buenas ni malas decisiones; sino decisiones que están encaminadas a algo grande.
“La felicidad no es un lugar donde uno llega, es un trabajo que uno hace, ser feliz es un trabajo.” Ariel Grunwald
Al reemplazar la verdadera felicidad, solo estamos buscando sustitutos piratas en el mercado clandestino, que a la larga nos cobra doble la factura: al entrar al juego y al salir.
Vayamos dentro de nosotros, hay muchas técnicas para dejar nuestras falsas felicidades y enrumbarnos a la felicidad genuina, sinceramente es un trabajo fácil cuando tenemos el deseo, porque todo empieza a sincronizarse. El simple hecho de decir: quiero saber somo sentir felicidad conmigo misma, cuando me encuentro solo, ya es un paso gigante. Para luego tener que dar.
Estoy trabajado por construir la felicidad desde adentro ¿Cómo? Removiendo mis dudas, creyendo en mis capacidades y talentos, sabiendo que la divinidad guía mi vida de forma perfecta, aplicando sabidurías o herramientas que han sido usadas desde el inicio de la humanidad hasta ir consiguiendo mi propio camino, teniendo curiosidad + disciplina como dice Hannah cuando se refiere a la espiritualidad.
Con Amor Sarah.