A lo largo de mis 36 añitos he recorrido muchas empresas, he visitado algunos lugares, me he mudado tantas veces que perdí la cuenta, he tenido relaciones amorosas, he emprendido proyectos y he conocido a tantas personas que mis amigos me preguntan: ¿de dónde conoces a tanta gente?
Siempre lo que me ha motivado a ir a lo siguiente, ha sido: querer avanzar, obtener más conocimientos, sentir curiosidad. Querer más.
Lo que me ha desmotivado y por ende empujado a ir a lo siguiente ha sido: sentirme aburrida, sentirme estancada, sentir que mis valores no están acordes con la persona o lugar (la empresa, las personas, la familia, la pareja, el vecindario), sentirme amenazada, sentirme abusada o intimidada, sentirme agredida (continúe la lista). Querer dejar.
¿Notas la diferencia? Una me motiva a querer dar el próximo paso desde un nivel de deseo y la otra me desmotiva y desde esa desmotivación, necesito desesperadamente alejarme de la empresa, de las personas, de la familia, de la pareja, del vecindario.
¿En cuál crees que hay aprendizaje? ¡correcto!
En la primera y siempre desde un nivel de deseo y no desde la necesidad. Por esa razón siempre se nos repiten los mismos personajes, pero con otros cuerpos.
Para ello voy a hacer lo que me gusta, contar historias, sobre todo las mías.
En el 2013 despues de haber cambiado de trabajo cuatro veces (por necesidad), finalmente llegue a Mantex, una organización de larga trayectoria en Venezuela y que prometía (para mis expectativas) para mí carrera profesional. Esta empresa y su gente me enseño demasiado diría yo; por eso siempre estoy muy agradecida.
Cuando llegué a esta empresa, no tuve que esperar mucho tiempo para darme cuenta de que el departamento que manejaba era un completo caos, vista desde todos los ángulos, tanto internos y externos. Aunque existía una buena base fundamental legal y de procedimientos, nada tenía sentido, ni siquiera las cláusulas de los contratos empresa-clientes. El personal rotaba muy rápido, todos estaban desmotivados, debía satisfacer la demanda de tres importantes clientes: la junta directiva, los clientes y los arrendatarios del centro comercial. Sumado a esto mi jefe estaba acostumbrado a gritar cuando se le agotaba la paciencia, en ciertas reuniones había personajes que se encargaban de opinar y criticar a desmadres. Para rematar el gobierno implementaba cada vez más regulaciones y cambios en las leyes que nos promovía a ser más creativos en reinventarnos una y otra vez con respecto a la planificación.
Yo venia de cambiar de tres empleos en ese año, lo que quiere decir que estaba entrando al cuarto; por lo tanto, con todo lo descrito en el párrafo anterior, lo primero que quise, fue salir corriendo. No quería estar en este lugar ni un minuto más. Pero quedarme significaba para mi un gran reto: poner orden desde cero, para reestructurar con objetividad los parámetros que ya estaban establecidos. Por lo tanto, me enfoque en dar lo mejor de mí para entregarlo a la empresa y ancle mis raíces en ese lugar para poder hacer el trabajo.
Cuando logre construir las bases sólidas para que el negocio funcionará bien (lo cual me tomo mucha determinación, ya que tuve que lidiar con paradigmas que ya eran arcaicas y que no estaban funcionando) todo empezó a fluir. Pasado dos años y medio de estar trabajando con todo bajo control, me nació el deseo por querer explorar otro país, específicamente México y desde ese deseo empecé a trabajar en función de mudarme una vez más de país. Ya sabía que, si quiero llenarme de algo nuevo, debo abrir espacio vaciándome de cosas viejas, así fue como puse en marcha trasmitir todo mi conocimiento sobre cómo funcionaba el negocio a que quienes estaban bajo mi supervisión.
Creo que, si hubiera salido corriendo, no habría aprendido tanto, de todo el sistema de esta empresa, de las personas que tenían más experiencia que yo, del valor de respetar y aceptar los valores de otras personas, así no concuerden con los míos. Esto me llevo tanto a trabajar mi paciencia, como a perder el miedo a confrontar a mis superiores (siempre desde el respeto y con bases fundamentales), esperar para ver los frutos, prepararme para saber cómo descubrir y aprovechar el potencial de mis subordinados, en vez de sacar el lado negativo exigiendo trabajo para el cual no es bueno. Fue un viaje increíble que me transporta cuando recuerdo cada etapa vivida.
Hoy en día valoro y aprecio la amistad con mi exjefe a quien admiro mucho y a quien le pido un día de compartir cuando viene a visitar a su hijo a New York; su actitud hacia mí era exactamente la que yo necesitaba para formarme, sus exigencias me estaban llevando al siguiente nivel. De mis compañeros con quien no simpatizaba, creé lazos hermosos que hasta la fecha mantengo con mucho amor; los clientes más fuertes se convirtieron en mis aliados (algunos de ellos también se convirtieron en mis amigos) y finalmente estaba preparada para salir por la puerta de adelante con una sonrisa de satisfacción por lo aporté y lo que aprendí, fue un ganar-ganar y al mismo tiempo con nostalgia por tantos años compartidos.
Si me preguntas que, si ya pasé todas mis pruebas, te respondo que no. Por supuesto que aún repito algunas experiencias desagradables y sé que vuelven porque no he hecho mi trabajo en esas áreas, sin embargo, ahora tengo otra conciencia gracias a las herramientas espirituales que he aprendido a lo largo de mi vida, las cuales me permiten saber que hacer o que no hacer (cuando no se que hacer) en esas áreas donde debo desear, en vez de huir.
Quizás unos diez años atrás tenia la mentalidad de que cuando algo no estaba funcionando era una pérdida de tiempo, por lo tanto, era momento de decir ¡siguiente! Pero todo ha ido cambiando a lo largo del viaje y con ello he aprendido a ver a las personas como pasajeros y las circunstancias como aventuras. Esto me ha llevado a internalizar mis propias experiencias (sobre todo las amargas que no me gustan) como si fuera un viaje que estoy haciendo y lo comparo con unas vacaciones.
¿Qué solemos hacer cuando vamos a conocer un nuevo lugar?
1. Llevamos curiosidad por el nuevo sitio.
2. Queremos probar la gastronomía local.
3. Las personas vendrán a mostrarnos lo más hermoso del lugar y el lado oculto del lugar, que en ambas ocasiones siempre nos asombramos y le estamos agradecidos por el recorrido.
4. Finalmente nos regresamos a casa, cansados, pero con la gratificación de la aventura que fue conocer este nuevo lugar.
Cerrar ciclos, no tiene que ver con una persona o lugar en específico, si tiene que ver conmigo. Es un nivel de conciencia, que nos lleva al darnos cuenta sobre un patrón, que muchas veces repetimos y, que es parte de nuestra vida, por lo tanto, nuestro trabajo no es sentirnos mal, al contrario, es poder ver de qué manera podemos sacarle provecho.
Lo que me lleva a repetirme: debo ver todo como turista y no como residente, ya que, como turista, me enfoco solo en ver lo bueno. Si bien existen muchos aspectos en los cuales ya no es tolerable una situación y de la que evidentemente debemos volar, también es cierto que la situación no llega a ese punto “de repente”, por lo tanto, esta en nuestras manos, no pasarnos de la ralla de tolerantes, donde lo único que debemos hacer, es establecer nuestros propios límites, como una especie de capa de ozono, donde no permitimos que pasen la barrera.
Lo que me lleva a repetirme: debo ver todo como turista y no como residente, ya que, como turista, me enfoco solo en ver lo bueno. Si bien existen muchos aspectos en los cuales ya no es tolerable una situación y de la que evidentemente debemos volar, también es cierto que la situación no llega a ese punto “de repente”, por lo tanto, esta en nuestras manos, no pasarnos de la ralla de tolerantes, donde lo único que debemos hacer, es establecer nuestros propios límites, como una especie de capa de ozono, donde no permitimos que pasen la barrera.
Entonces, cuáles son los síntomas que me están diciendo que mi ciclo ya debo cerrarlo:
1. Tengo una meta clara de lo que quiero alcanzar en mi vida, que ya no camina en esta relación (empresa o persona).
2. Tengo un deseo de continuar creciendo profesional y personalmente y en la relación (empresa o persona) no existe un próximo nivel en el cual podamos escalar (avanzar).
3. Aunque soy escuchada, mis ideas parecen ser muy visionarias o inalcanzables, por lo que no se toman en cuenta para desarrollarlas. Esto conlleva a la frustración.
4. No soy tomada en cuenta en decisiones que me afectan directamente y que afectan las otras áreas de mí vida.
5. Me resulta fácil hacer la tarea diaria, sin embargo, hay que tener mucha precaución de no confundir estar en la zona de confort, con tender a aburrirnos rápido de todo, esta ultima es una señal de que tenemos miedo al compromiso que conlleva la oportunidad, lo que nos evita echar raíces. Siempre buscamos una excusa para huir y no terminar el trabajo.
Cuando me refiero a cerrar un ciclo, hago referencia a culminar un capitulo en nuestra vida que se viene repitiendo una y otra vez, como el caso de: relaciones tóxicas, ambientes desagradables, carencias y enfermedades (de está realizaré un artículo) por nombrar algunas; quiero decir que ya hemos aprendido de estos procesos, nos sentimos motivados y, por lo tanto, es momento de pasar la pagina para comenzar de nuevo en lo que viene. De esto va la vida, de aprender, luego practicar, presentar en el examen (a través de los retos que se nos presentan) y continuar.
Para poder abrir, hay que saber cerrar.
¡venga la otra ronda!
Con Amor Sarah