El perdón, es la herramienta más sublime que existe para poder liberarme. Perdonar, es el comienzo de un viaje que me concede la oportunidad de desbloquearme emocionalmente del pasado y avanzar liviano. Porque Perdonar-me está ligado con el amor propio y con la sanación interna, ya que cuando me perdono, limpio y sano heridas que solo permanecen ardiendo dentro de mí.
Muchas veces (por no decir todas) mi sistema de creencias me lleva a asociar el perdón con ser tonto, con ser menos que otros, con ser perdedor, con dar el brazo a torcer, con dar a otros una segunda oportunidad, cuando la única oportunidad que doy al perdonar-me, es abrir mi propio corazón para mostrar la verdadera esencia de mi existencia, que es amar-me.
Perdonar implica que soy vulnerable, implica que soy honesto conmigo mismo, pero sobre todo implica que soy capaz de contemplar la vida con admiración para todos aquellos que aun en su sufrimiento, van un paso adelante buscando un cambio interno, aunque muchas veces no tengan el coraje de reconocerlo ante los demás.
Sin embargo, son muchas las circunstancias que vivo a lo largo de mi viaje, personas llegan a mi vida, otras se van, pero todas dejan una huella en lo más profundo de mi ser y aunque muchas veces no lo recuerde, mi subconsciente lo trae al presente. Ciertamente estoy hablando a un nivel energético, basado en las emociones. ¿Qué quiero decir? Quiero decir que todas las experiencias que vivo me afectan emocionalmente, para bien o para mal. Pero como aquí hablo sobre sanar emociones, pues me enfoco en todas aquellas vivencias que sin querer o queriendo han dejado una sombre en mi subconsciente.
Dejando esto claro, cuando hablo de las emociones a nivel energético, lo que busco transmitir es que, número uno, en la vida todo es energía, absolutamente todo está compuesto por energía. La segunda idea, es que las emociones son las que me hacen avanzar hacia experiencias satisfactorias o hacia experiencias desagradables, que en primera y última instancia me afectan directamente.
Esto se debe, porque energéticamente no existe tiempo, espacio y movimiento para las emociones. Por ejemplo, yo tengo muchos años sin ver a mi madre, por lo tanto, el día que nos volvamos a juntar, el amor que vamos a sentir una por la otra será tan fuerte como la última vez que nos vimos; contaremos historias, compartiremos juntas, ella me cocinará delicioso como solo ella sabe hacerlo para mí, y esto es, porque la energía siempre ha permanecido constante allí, como sí siempre estuvimos juntas. Lo mismo ocurre para las emociones que suelo clasificar como “negativas”, ya que cualquier experiencia que viva como “negativa” la llevaré como un grillete en el pie a donde quiera que vaya, que en el fondo, emocionalmente hablando, no me permiten avanzar hacia experiencias gratificantes.
De esta manera, el concepto que tenía sobre lo que significa el perdón, es todo lo contrario sobre la acción que debo hacer con otras personas; es más sobre lo que debo hacer por mí mismo. Perdonar va más allá de pedir o dar un perdón, disculpar o arrepentirme por cosas del pasado. El perdón, es una herramienta que me permite aceptarme con mi errores y aceptar a los demás con los errores de ellos también.
La única manera cómo puedo perdonar, es cuando soy capaz de ver sólo lo positivo que tiene la persona y el aprendizaje oculto en la situación donde ambos estamos involucrados. Únicamente cuando ajusto el ángulo para enfocar lo bueno, en ese preciso instante me pregunto ¿Cómo habría actuado yo si fuera esa persona? Desde el punto de vista reactivo por supuesto, no desde lo que habría hecho yo positivamente, porque cuando todos estamos atravesando por momentos de rabia, dolor o ira lo único que se nos dispara son actitudes reactivas.
Siempre quiero justificar el juicio que hago hacia los demás engañándome a mí mismo, como si yo no afectará también a los demás y quien ha leído la historia del Dalai Lama, sabe cómo era él antes de entrar en un estado de completa serenidad. El punto radica, en que, como seres humanos estamos constantemente apuntando con nuestro dedo a quienes tenemos en nuestro entorno, sin darnos cuenta que energéticamente nos estamos cargando nosotros mismos de negatividad.
Volviendo a la idea del perdón, debo estar consciente de que jamás tengo el conocimiento al 100% de las verdaderas razones por las cuales las personas me hieren, ni siquiera cuando me hiero a mí mismo o hiero a otros, porque en el fondo no sé por qué lo hago. Esto se debe, a que todos actuamos en base a lo único que sabemos hacer, de acuerdo con el conocimiento o sistema de creencias que tenemos sobre cómo actuar en cada experiencia. Si me han enseñado a disparar de forma reactiva en vez de sentir piedad y misericordia hacia otros, es la única vía que conozco para asegurarme que estoy a salvo. Pero la verdad, es que el efecto multiplicador cada vez obtiene más distancia y la única forma de detener el odio del mundo es perdonándome a mí mismo y a su vez esto me va a permitir perdonar a los demás.
Sí sé cómo amarme a mí mismo, tengo amor para dar y esto se traduce en alegría y sonrisas, en buenas historias y conocimientos por compartir, pero más profundo aún, puedo saber que quien actúa de mala forma, es porque no se ama a sí mismo, no tuvo quien le enseñara a amarse a sí mismo y por ende no sabrá difundir ningún efecto del amor.
Partiendo de estas dos variables:
- Solo doy lo que tengo.
- Estar en el lugar de los demás.
Puedo permitirme iniciar un proceso de perdón, donde la única persona que libero del odio, rencor, rabia o malestar es mí mismo, y a su vez los billones de células que existen en mí cuerpo, empiezan a entrar en su estado natural de coherencia. Dicho esto, cuando soy capaz de buscar dentro de mí las posibles causas que me mantienen atado a emociones negativas, también soy capaces de perdonarme y de liberar a las partes involucradas; a su vez me doy cuenta de que esa persona nunca quiso hacerme daño, solo se estaba protegiéndose a sí mismo o haciendo lo mejor que podía.
Dejar de culpar a los demás por duro que nos hayan tratado es el primer paso para perdonarme, seguidamente recomiendo (para el caso de los que tienen acceso) a indagar sobre que situaciones dolorosas ha atravesado o están atravesando estas personas, esto me permite sentir desde mi amor, su propio dolor.
¿Cómo apliqué el perdón durante mi proceso con el Cáncer?
Más allá de reestructurar el flujo de mis células, deseaba con todo mi corazón sanar tantas experiencias de mi niñez. Pero evidentemente el lugar exacto del Cáncer (seno izquierdo) me dio una pista, estaba relacionado con mi madre, esto me permitió adentrarme para descubrir cuál o cuáles eran las emociones que debía sanar-me y perdonar-me.
Una de las cosas que descubrí y que me hizo echarme a llorar por horas, fue que sentía odio por mi propia madre, entre otras emociones. El odio es una emoción tan fuerte, que jamás pensé que podía albergar dentro de mí y peor aún por mi propia madre. Como lo narro en mi libro CanSER un proceso de transformación el punto está, en que:
“…tras la separación con mi padre, ella tuvo que empezar desde cero, siendo la cabeza de la casa en todos los sentidos. Evidentemente estaba tan ocupada, que no tuvo tiempo para emocionalmente dedicarnos tanto a mí, como a mi hermana mayor.» Sarah Rojas
La percepción que yo veía de niña era completamente diferente a lo que mi madre realmente vivía y hacía por nosotras. En mi terapia de las páginas matutinas, durante los momentos en que estaba escribiendo, recuerdo cómo cada emoción iba saliendo, al mismo tiempo como también venían las respuestas a todas aquellas preguntas sobre de dónde provenía tanto dolor. Y la realidad es, que yo solo veía la punta del iceberg, hasta donde alcanzaba mi entendimiento de niña y dicho sea de paso de acuerdo con mis necesidades. Era lo que yo de niña podía ver.
Entonces, ¿Cómo creen que me sentí cuando intenté ponerme al menos un 10% en los zapatos de mi mamá? Ella estaba haciendo TODO lo que podía para sacarnos adelante, sin haber tenido la oportunidad de acudir a alguna clase de terapia de sanación o usar herramientas como las que yo he tenido el mérito de tener a lo largo de mi vida para sanar, soltar o desprogramar mi sistema de creencias (elimina tanta basura).
Y lamentablemente, es una cadena, porque a su vez sé que mi abuela pasó por lo mismo, y mi bisabuela y así sucesivamente. Nadie esta excepto de tener experiencias negativas, ni siquiera a saber si las tienen o no, porque, aunque una persona nazca bajo un entorno de mucha abundancia o con todo el amor del mundo, siempre existen necesidades propias que cada uno demanda y que de acuerdo con el ambiente donde su alma decidió nacer, tiene que trabajar y lidiar con sus propias limitaciones y miedos.
Solo cuando fui capaz de sentir el propio dolor (digamos un 10%) de mi madre, el dolor que ella sintió, lo que tuvo que vivir, pude perdonarme a misma, por albergar estas emociones negativas hacia ella y a su vez de soltar esa energía y liberarla a ella también. Esto es algo que hasta la fecha no lo he conversado con ella, pero supongo que en algún momento tendremos la oportunidad de sentarnos para con todo el amor de mi alma mostrarle cómo me sané.
Esto lo podemos hacer a cualquier nivel, para limpiar cualquier área de nuestra vida.
Es la única manera como podemos traer la paz al mundo, es estando en paz con nosotros mismos, es sanándonos a nosotros mismos.
Con Amor Sarah.