Relación Conmigo
La relación conmigo se ha convertido en una de las aventuras más desafiantes y al mismo tiempo emocionantes de toda mi vida. Jamás habría imaginado cómo sería este viaje que me conduciría emocionalmente hablando al descubrimiento de mí misma, especialmente cuando creía que para ser feliz (la relación conmigo), tenía que hacer todo aquello que traería la felicidad a los demás a través de mí, en vez de simplemente Ser.
Relacionarme conmigo misma, es saber con seguridad y certeza absoluta (eso que proviene desde mi núcleo), que mi vida está perfectamente orquestada, y que todo lo que experimento forma parte fundamental de un viaje único (que nadie más va a vivir a mi manera) que me está llevando a descubrir-ME a través de mi interacción con el mundo exterior. Es una sensación desde adentro hacia afuera, es decir lo que siento emocionalmente hablando cuando me relaciono con alguien más, para luego reaccionar según esa emoción que me hace sentir.
Mi seguridad y certeza jamás la encontraré en las cosas que se supone debo lograr en la vida. Reconozco que me han dado algo de felicidad, pero luego se ha disipado, lo que me lleva físicamente a seguir en un círculo a buscar más satisfacción inmediata por supuesto.
Cuando era una niña, sabia exactamente quien era, sabía cuánto valía, sabía cómo manifestar las cosas en mi vida, sabía cómo desear, sabía cómo ser feliz conmigo misma (de hecho jugaba conmigo misma y hablaba conmigo misma, lo que parecía raro y egoísta para los adultos a mi alrededor), sabía cómo estar conectada con la fuente de la creación, sabia como rechazar aquello que no quería, sabía cómo disfrutar la vida, sabía cómo perdonar, amar, imaginar, crear, reír, llorar, etc. Pero, crecí.
Crecer implicó desligarme poco a poco y sin darme cuenta de mi propia esencia (aunque esa niña aún está dentro de mi). Empecé a adoptar conductas ajenas, empecé a usar el carácter de alguien más, empecé a usar máscaras para agradar, empecé a dirigir mi energía hacia muchas personas distintas con el fin de “ser feliz”, me volví un ser multifuncional tan perfecto que he logrado “tratar” de sostener TODO lo que hay a mi alrededor al mismo tiempo. Me fui cambiando y adaptando a las necesidades, sistema de creencias, verdades y hasta a las mentiras de cada persona que ha pasado por mi vida.
Esa ha sido mi vida, esa ha sido tu vida… y ¿Sabes qué? Ha sido perfecto. Porque ahora que me he dado cuenta, puedo tomar responsabilidad por mi vida y emprender un viaje que no promete ser simple de digerir, pero que sin duda alguna será emocionante.
Ahora bien, en mi proceso me vino la pregunta ¿Por qué quiero cambiar-ME para otros?
Entonces, me di cuenta de que cuando conozco a una persona, entro en una nueva relación o en un nuevo círculo de amistades (comunidad de cualquier tipo: empleo, deporte, hobby, amigos, familia, pareja, mascotas, etc.), siempre estoy emocionada de dar eso que tengo, de ser quien soy, y a su vez estoy curiosa por descubrir un mundo nuevo de posibilidades que eso nuevo me trae.
!Pero! Empieza nuevamente la danza del jueguito: para estar allí o para estar con… debo adaptarme a… ¿Y dónde quedo yo?
Y ¿Qué pasa cuando YO no logro encajar o satisfacer las necesidades de esa nueva relación?
Empiezo a cuestionarme a mí misma sobre lo que soy, sobre lo que tengo y sobre lo que doy, pero desde un estado de culpabilidad. Me llevo a cuestionarme desde una serie de preguntas por lo que pude haber hecho, sido o dado en esa relación (cualquier tipo de relación que involucre la interacción con otros).
Consecuentemente, ¿Qué haré? Tratar de cambiar-ME. Me digo: debo cambiar esto o aquello para que en la siguiente relación (una vez más: cualquiera que sea) pueda ser aceptada, aprobada, valorada, correspondida, amada, apreciada, etc.
Así es como emprendo ese viaje de cambiar-ME. Empiezo un proceso de “recalculando”, “tratando” de “ajustar-ME” a los requerimientos de esa antigua relación en la cual “no encaje” para que a futuro si pueda “encajar” en la relación que viene. ¡Y de hecho cambio! Hago una serie de “mejoras” para ser la mejor versión de mí misma para eso que viene (no para mí).
Pero ¿Qué sigue? En la siguiente relación, me encuentro con personas nuevas, que son únicas y que poseen distintos sistemas de creencias, diferentes expectativas, diferentes verdades sobre lo que la vida es, con respecto a las personas de mi pasado. ¿Qué crees? Tampoco encajó. Si, así mismo. Y cómo no encajo, empiezo nuevamente a sentir que algo está mal conmigo, que debo volver a empezar el proceso de cambiar-ME.
Y así sucesivamente me paso la vida intentando cambiar-ME para las relaciones del pasado, algo que en vez de llevarme a la felicidad, me está conduciendo a sentir una serie de emociones que en vez de hacerme brillar por quien soy, me reprimen.
Por lo que, aquí tomándome un café, empecé a reflexionar sobre ¿Qué me lleva a cambiar-ME? ¿Por qué quiero cambiar?
Cambiar – Evolucionar – Crecer… Es abrazar mi caos (desafío/ problema: situación desagradable para mi), para buscar dentro de mí:
¿Qué está mostrándome esta persona o situación?
¿Cuál es mi lección aquí?
¿Qué tengo que aprender?
Y soltar las preguntas al universo. Antes de reaccionar “debería” hacer una elección que me retorne a mi esencia, donde soy calma, tranquilidad, serenidad y saber que NO necesariamente tengo que perder algo. Ese Cambio – Evolución – Crecimiento, está oculto en las relaciones más íntimas o cercanas a mí.
Solía creer que el cambio trae consigo una pérdida. Y la verdad, es que el cambio trae consigo una comprensión interna sobre algo que antes no era capaz de entender. Eso es acercarme a la relación conmigo, eso evolucionar.
Comprender (integrar la razón con la emoción, para descubrir el sentido profundo de algo), es saber que la única relación verdaderamente importante en mi vida es la que tengo conmigo misma y que a su vez se traduce en el viaje que cada día abrazo para ir acercándome de a poquito a mi propia esencia: un estado de serenidad, calma y tranquilidad, donde todo fluye, donde nada del mundo externo afecta mi estado emocional y lo más importante donde mi estado emocional no es quien dirige mi vida.
Sin embargo, la realidad se traduce en que esa comprensión llega a medida que voy evolucionando. Y la evolución se encuentra dentro de las situaciones que me son difíciles de digerir, de asimilar, de aceptar, cuando interactuó con otros. Entonces, muchas veces lo que considero imperfecto (que lo es de acuerdo con mi sistema de creencias), aun el mejor o peor escenario, es en sí mismo una GRAN PERFECCIÓN.
Evolucionar NO es sacar una persona de mi vida porque es “así o asa”. Evolucionar SI es abrazar la oportunidad que se me está presentando a MÍ a través de esta persona, para luego tener una mejor comprensión de mí misma y de la vida. Crear lazos.
Comprender-ME, es una elección que solo yo puedo hacer y que me llevará a crear un mejor vínculo conmigo misma y a su vez con el resto. Esto solo lo puedo descubrir en las diferencias que existen entre las otras personas con las que interactuó y yo.
Deseo que tengamos más claridad y comprensión, para ver la perfección de las oportunidades disfrazadas de desafíos y de esta manera podamos tomarnos de la mano para atravesar el camino juntos hacia nuestra propia evolución.
Con más cercanía hacia mí misma, Sarah.