El riesgo al desafío ha sido una de las mayores posibilidades de que algo desagradable acontezca, de hecho ha pasado. De allí ha partido la sensación de alejarme ante circunstancias que emocionalmente me trasladan a un pasado doloroso, aunque ni siquiera venga de una experiencia propia, ya que puede que lo haya visto en una película o que venga de la historia de otras personas.
Aunque me he dado cuenta de que la vida esconde muchos secretos de los cuales nadie me había hablado, nadie me había enseñado, nadie me había transmitido; bien sea porque no sabían cómo hacerlo, porque yo no tenia la madurez para saberlo o porque sencillamente yo no quería saberlo.
Despues de todo ¿Quién quiere complicarse la vida, cuando todo parece ir confortable?
Tomar o no un riesgo, es hacer una elección ante una determinada situación que para mi es nueva y desconocida.
Ahora hablemos de ¿Qué es un desafío?
Un desafío es en sí una situación difícil o hasta peligrosa a la cual debo enfrentarme. Generalmente representa un problema, ya que trae consigo una especie de acertijo el cual debo resolver a través de diferentes acciones que me llevaran a su resolución.
Por lo tanto, como debería atreverme a tomar riegos a los desafíos que se me presentan ante la vida, si tanto el riesgo, como el desafío, implican llevarme a una montaña rusa de emociones que ocasionalmente estarán fueran de mi famosa zona de comodidad.
Sin embargo, ¿Por qué existen personas que son amantes al riesgo? Y no solo eso, sino que también son sumamente exitosas.
La respuesta es tan sencilla, como que cada ser humano en su unicidad esta condicionado por su sistema de creencias, tomamos decisiones en base a la dualidad de lo que creemos que es bueno o malo, sumado también a la voz del corazón o del miedo . Por lo tanto, la vida va a presentarme desafíos que “aparentan ser” algo que ya he experimentado en el pasado, llevándome a:
· Tomar decisiones que en definitiva sean más sencilla para mí y que no impliquen una amenaza, aunque en el fondo no sea la que más me beneficie: dejando ir el desafío.
· Tomando el riesgo de ir por aquello que mi corazón anhela, que en definitiva no es la decisión más sencilla, y que implica una amenaza para mí, aunque en el fondo sea la que más me beneficie: tomando el desafío.
Despues de todo si tomo el riesgo al desafío, lo único que se va a quebrar será la ilusión del pánico que habita escondido en mi viejo sistema de creencia. ¡Adiós viejos patrones de miedo!
Entonces, es cuando entra al escenario el secreto que nadie me había contado, y es que un desafío es simplemente un disfraz que oculta para mí un infinito mundo de posibilidades y que puedo llamarlo: ganancia, beneficio, milagro, bendición, la recompensa, felicidad, etc.
Un desafío es una oportunidad que se me presenta y que me está retando a transformar algo que se encuentra oculto en mi sistema de creencias, que en realidad está bloqueándome para obtener lo que realmente deseo y añoro desde mi alma (cualquier cosa).
Por lo tanto, empecé a entender que a medida que voy tomando el riesgo a los desafíos que se me presentan, lo que en realidad estoy haciendo es desbloquearme por niveles de mi viejo sistema de creencias que me han mantenido apegada a esos pequeñas realizaciones que provienen del miedo o ego y que en vez de permitirme acceder al deseo profundo de mi corazón, me hacen tomar una serie de decisiones que me dan la sensación de que ESTOY EN CONTROL DE LA SOLUCIÓNde la situación; cuando en realidad no estoy permitiéndome ir un poco más allá de esa puerta que abre a la verdadera plenitud y que se encuentra despues de atravesar el desafío.
Tomar el riesgo al desafío a veces ha sido doloroso, porque he tenido que ir en contra de mi propia razón y de mis paradigmas que me repiten hasta el cansancio que algo malo va a pasarme si tomo el riesgo de mostrar mi vulnerabilidad. Pero ese dolor ha sido una ilusión que me ha mantenido atrapada y adicta a emociones traumáticas que provienen del miedo.
Tomar o dejar ir el riesgo a los desafíos, dependerá en gran parte de cuan dispuesta estoy yo a mostrar mi vulnerabilidad, de cuan dispuesta estoy a sentir esas emociones ilusorias de pánico que vienen justo antes de cruzar esa barrera que me conduce al éxito y que generalmente es justo cuando por miedo dejo ir a oportunidad.
Estas son algunas de las formas como me he ido dando cuenta de cómo se disfraza mí miedo: autosabotaje (salir corriendo, comportarme de forma extraña, procrastinando, mantenerme ocupada, ignorando, dando de más, sobre pensar, etc.), miedo al compromiso, miedo a dejar ir una parte de mi cuando eso que tanto deseo se materialice, miedo a lo que mis seres queridos van a pensar de mí, miedo a dejar ir seres queridos, miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo al abandono, miedo a no ser suficiente, miedo a la incomodidad, miedo a empezar desde cero, miedo a perderlo todo, miedo a perder mi estatus, miedo a perder mi la salud, miedo a perder (cualquier cosa), etc.
Así pues, la única forma de estar preparada para tomar en mis manos las oportunidades que me van a llevar a experimentar la verdadera grandeza, es empezar por ir tomando esos pequeños desafíos, para ir agudizando mi intuición, a pesar de que el miedo va a seguir viniendo a susurrarme su verdad. Esto me permite discernir entre la voz del miedo y la voz de mi corazón.
Pd: para todo lo demás existe Master Card.
Con amor Sarah.